El poder de las creencias

Las creencias son muy poderosas. Ya lo decía Bruce Lipton, prestigioso biólogo celular, en su libro La biología de la creencia. En él describe con precisión cómo nuestras células se ven afectadas por nuestros pensamientos, gracias a los efectos bioquímicos de las funciones cerebrales:

«No son las hormonas ni los neurotransmisores producidos por los genes los que controlan nuestro cuerpo y nuestra mente; son nuestras creencias las que controlan nuestro cuerpo, nuestra mente y, por tanto, nuestra vida.«

Además de afectar negativamente a nuestra salud, las creencias limitantes son una percepción de la realidad que nos impide avanzar hacia lo que deseamos. No nos permiten crecer y nos deja atrapados en la mediocridad. Son creencias que una vez tomamos como verdades absolutas. Desde nuestra tierna infancia las fuimos absorbiendo del entorno, la familia, la sociedad, la cultura, etc. Las creencias también son pensamientos que hemos repetido y reforzado tanto que se han convertido en verdades para nosotros. Una creencia limitante también puede formarse tomando como una verdad general lo que nos mostró una experiencia concreta. Es algo que nos sirvió como una explicación para dar sentido a algo de nuestro pasado, pero que ya no nos sirve, o más bien nos está haciendo daño.

Ejemplos de creencias limitantes son «yo no puedo …», «yo no sirvo para … «, «yo no me merezco…», «es imposible que …». Estos son ejemplos de creencias limitantes a nivel particular. Pero hay sistemas de creencias impuestos a nivel global que nos afectan a los que estamos viviendo ahora en el planeta. Éstos forman parte de paradigmas que están en crisis, pero en los que como colectivo todavía estamos inmersos. Esta decadencia global está surgiendo a la luz en forma de noticias surrealistas y escándalos cada vez más descarados y grotescos. Pero de esto ya iremos hablando en diferentes posts porque es un tema que tiene tela…

¿Qué es un sistema de creencias? La base de nuestra realidad

Los sistemas de creencias son el conjunto de creencias que nos dan una visión de la realidad. Las creencias también son muy importantes, porque creamos la realidad según lo que creemos que es posible. Y hay muchas creencias que hemos adoptado como verdades incuestionables que nos limitan, nos hacen daño y no nos permiten vivir nuestros sueños.

Si existe una verdad absoluta no podemos acceder a ella desde nuestra experiencia humana individual. Es el efecto observador del que nos habla la física cuántica. Sólo con observar la realidad que nos rodea la modificamos. Es por eso que aunque aparentemente vivamos en la misma realidad podemos experimentar realidades muy diferentes. Una misma situación puede ser totalmente distinta para las diferentes personas que la comparten.Nuestra realidad es la proyección de nuestra energía, de dónde estamos enfocando nuestra atención, de nuestras creencias y estados emocionales. Las creencias determinan la forma en la que vemos el mundo y nuestros estados emocionales refuerzan esa percepción de nuestra realidad.

Una falsa sensación de control

Los seres humanos podemos ser muy inteligentes pero venimos con una limitación de fábrica: no podemos ver la verdad absoluta de la realidad. Por mucho que la busquemos obsesivamente, por mucho que estudiemos el Universo y cómo funciona, sólo podemos ver una pequeñísima fracción. Individualmente sólo somos capaces de ver un punto de vista a la vez. Por eso las creencias sólo nos dan una visión muy sesgada de la realidad, una perspectiva  particular, una forma de verla, pero no son la realidad.

Ningún ser humano, nadie, por muy inteligente, sabio o culto que sea, puede tener la verdad absoluta. Nos creemos que somos la bomba pero sólo pillamos un 5% de lo que es esta realidad. Sólo somos conscientes de ese 5 % y nos estamos perdiendo el 95% de la realidad. Y pensamos que decidimos nosotros pero el 95% del tiempo los que deciden son nuestros programas inconscientes. Y somos capaces de dar nuestra vida por creencias a las que nos aferramos porque nos dan la falsa sensación de control. Pero no controlamos nada.

Como colectivo podemos abarcar un poco más de esa realidad, pero para eso, tenemos que ser capaces de compartir puntos de vista desde el respeto, la curiosidad por entender otras verdades y las ganas de unirlas para llegar a una verdad mayor.

Todas las creencias tienen fecha de caducidad

Una creencia limitante es una manera de interpretar la realidad que en algún momento de nuestra vida nos ayudó, o eso creímos, pero que ya no nos sirve.  Las creencias nos las pasamos unos a otros. Dependen del momento y el lugar que te tocan vivir.

Las creencias son verdades pasajeras, que tienen una fecha de caducidad. Todas las creencias se vuelven limitantes en algún momento. Tenemos una  infinidad de creencias, las hay de todos los colores, de todos los tamaños, más exclusivas o más genéricas, más retro o más modernas. Como las modas, las creencias se vuelven obsoletas con el tiempo. Cualquier creencia que te sirve ahora más tarde o más temprano se convertirá en limitante para ti. Si no te lo crees, pregúntaselo a la ciencia.

¿Has mirado en tu armario la colección de creencias que ya no te sirven? ¿Hay algunas que se te hayan quedado pequeñas?¿Las hay que ya no te quedan bien, que te ves rara en ellas? Puede haber incluso una que te quede tan ajustada que cuando te la pones lo vas enseñando todo. Es tan obvio que los demás se dan cuenta de que ya no cabes en ella. Y te lo hacen saber con más o menos amabilidad.

¿Es posible vivir sin creencias?

Quizás pensarás que entonces lo mejor es vivir sin creencias, pero siento decepcionarte si te digo que eso no forma parte de la experiencia humana, al menos de momento. Cada uno venimos a interrelacionarnos con el mundo y el Universo desde nuestro particular punto de vista. Cada uno tenemos la misión de experimentar la realidad de una forma única. Y esa experiencia se nutre de nuestras perspectivas, nuestras creencias y verdades cambiantes. Ahora no crees en las mismas cosas que creías cuando tenías 5 años, ni cuando tenías 15 o 30…Afortunadamente. Si no sería un poco preocupante, ¿no crees?

Aunque también hay que tener en cuenta que tu punto de vista único no está formado sólo por tu sistema de creencias. Hay una parte fundamental que muchas veces queda oculta y que es tu VERDAD en mayúsculas. Esa VERDAD, que sigue siendo también particular, es la verdad de tu ser. Es la verdad de tu corazón. A la que no se puede acceder a través de la razón. Sino a través del sentir y cuya voz es la intuición. Si viviéramos desde el corazón entonces ya no dependeríamos tanto de las creencias, porque seríamos capaces de escuchar nuestra verdad y desde ahí la verdad del otro, y la verdad del Universo…

Pero la mayoría de personas todavía estamos haciendo esa transición, de vivir desde la mente a vivir desde el corazón. Por lo que debemos seguir utilizando las muletas de los sistemas de creencias hasta que seamos capaces de conectar con las verdades más elevadas a través de nuestra verdad individual. Pero ese es un proceso de autodescubrimiento que requiere su tiempo. Aunque cada vez sea más rápido.

El mejor sistema de creencias

El mejor sistema de creencias no es uno férreo, sino uno flexible que se permite abrir a nuevas posibilidades, a nueva información que lo nutra, que le permita acceder a una perspectiva más amplia. Los sistemas de creencias inamovibles son los que se quedan viendo el árbol desde el valle, mientras que los sistemas de creencias flexibles son los que suben la montaña para ver un panorama más completo. En la subida van recogiendo nuevos puntos de vista que les permiten ver desde más alto, más lejos. Son lo que deciden sostener verdades más grandes. Desde esos puntos de vista más elevados, que aceptan más puntos de vista, más datos, más información, más experiencias, tienes la altura suficiente para ver no sólo el árbol sino todo el bosque. Y cuando subes bien arriba puedes ver unas vistas espectaculares, el paisaje completo en 360 grados.

Mientras que los sistemas de creencias inflexibles son lo que se quedan abajo agarrados al árbol con miedo a lanzarse a caminar, por no perderse en el camino. Les entra pereza de subir la cuesta, de salir de la «zona de confort» de un sistema de verdades prefabricadas que muchas veces ya están huecas por dentro.Sólo repiten frases y consignas aprendidas, sin replantearse nada de ello. Llenos de prejuicios y temerosos de los que sostienen verdades diferentes, otras culturas, otras religiones, otras tradiciones, otras formas de ver la vida.

En lugar de abrirse y enriquecerse de la diversidad, de aprender unos de otros, de escucharnos desde el corazón, cuando nos aferramos a nuestros sistemas de creencias juzgando como erróneos a los otros, sin ni siquiera querer entenderlos, nos quedamos atrapados en un mundo de divisiones imaginarias, en un mundo de guerras, de buenos y malos, de sentirnos heridos y atacados, de incomprensión y rechazo.

En definitiva

No hay creencias verdaderas o falsas, sino empoderadoras o limitantes, que nos sirven o nos perjudican. Las creencias nos afectan mucho en todas las áreas de nuestra vida. Marcan la diferencia entre una vida miserable y una vida feliz.

No seas esclavo de tus creencias, empieza a conectarte con la Verdad de tu corazón, ábrete a creerte todo un poco y a no creerte nada totalmente, y permítete ser infiel a tus creencias cuando éstas ya no te sirvan.

Como es un tema con mucha chica, vamos a ir tratándolo de forma más práctica en diversos posts. Veremos con detalle cómo cambiar creencias que nos están limitando nuestra felicidad.

¿Preparado para renovar tu armario?

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Como siempre, tus dudas, reflexiones y experiencias nos enriquecen a todos. Así que si te sientes inspirado a hacerlo, ahora es el momento, en los comentarios tienes tu espacio.

Nos vemos en la siguiente entrega. ¡Hasta muy pronto!

¡Un gran abrazo!

Raquel

 

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